La producción agrícola del mundo se está reinventando para disminuir la carga química en los cultivos; se busca armonizar la producción con el cuidado del medio ambiente.
La alta carga química en los alimentos es uno de los principales problemas que debe enfrentar el sector agropecuario. La reducción del uso de estas sustancias químicas en los procesos productivos y en el cuidado de los cultivos implican múltiples acciones que en muchos casos traen sobrecostos considerables que afectan directamente a los productores y sus economías, quienes a pesar de esto deben reducir la carga química. No faltan razones para hacerlo, pues la cantidad de perjuicios que una química no controlada puede traer para los ecosistemas y las personas cercanas a ellos es alarmante: la contaminación de aguas, la alteración de las poblaciones de insectos polinizadores (como las abejas), la disminución de poblaciones de aves y de peces y, además, el uso de los químicos aumenta el riesgo de padecer enfermedades como cáncer, Parkinson y afecta el sistema reproductor y endocrino.
Conscientes de estas problemáticas, los mercados internacionales son cada vez más exigentes con la eliminación de sustancias químicas, haciendo que los productores requieran urgentemente una rápida transición hacia productos más sustentables, cuya producción no implique la ruina económica.
Está demostrado que los plaguicidas químicos generan alteraciones hormonales en los seres humanos cuando son ingeridos constantemente.
Las sustancias químicas más usadas en los pesticidas agrícolas están siendo prohibidas por instituciones internacionales, como La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con la prohibición del uso de pesticidas químicos, la normativa internacional busca la reducción del uso de moléculas químicas, lo que representa una gran oportunidad para el desarrollo del mercado de bioinsumos, como una solución biológica, con el potencial de reducir la incidencia de las enfermedades en los cultivos, a la vez que se protege la vida humana.
Productos biológicos, el futuro del control de plagas agrícolas.
El bio-controlador de plagas desarrollado por EAFIT, en alianza con AUGURA (Asociación de Bananeros de Colombia), es producto de un proceso investigativo de más de 10 años, en donde se aisló el microrganismo que dio pie a este desarrollo, directamente de los cultivos bananeros del Urabá Antioqueño.
El principio activo de este producto es la cepa bacteriana Bacillus Tequilensis y sus metabolitos, que ejercen un control biológico sobre la causa de las enfermedades, permitiendo así el crecimiento saludable de los cultivos.
Características
- No es tóxico para el medio ambiente.
- Desarrollado a partir de la cepa bacteriana Bacillus Tequilensis y sus metabolitos.
- Alta efectividad contra hongos fitopatógenos.
- Compatible con mezclas de fungicidas químicos
- Alta resistencia a la radiación UV.