Para muchos Google es tan solo un buscador al que acudimos para consultar cualquier duda que tengamos. Este buscador, que tiene como función básica rastrear periódicamente la web para añadir contenido a su índice, fue nada más y nada menos el punto de partida de Google LLC, una empresa de tecnología multinacional que va más allá de los motores de búsqueda e incluye inteligencia artificial, publicidad en línea, computación en la nube, desarrollo de software, computación cuántica, comercio electrónico y electrónica de consumo. Lo que para sus usuarios se traduce en Google Drive, Gmail, Google Maps, Google Street View, Google Earth y YouTube, entre otros.
En la actualidad es reconocida mundialmente como una de las cinco grandes empresas tecnológicas. Sin embargo, cuenta con una particularidad que la hace diferente de las otras y es que nació en la Universidad de Stanford al ser creada por Larry Page y Sergey Brin, dos estudiantes que, para convencer a Gerhard Caspe, presidente de la Universidad en ese entonces, decidieron hacer el primer rastreo escribiendo su nombre y mostrarle todos los resultados que se tenían de él en la World Wide Web (www). Lo más interesante para nosotros es que esta particularidad la enmarca en la categoría de Spin-Off, que es el tema que hoy nos convoca.
Las Spin-Offs son empresas basadas en conocimientos, en su mayoría protegidos por derechos de Propiedad Intelectual (PI), gestados en el ámbito de las Instituciones de Educación Superior (IES) como resultado de actividades de investigación y desarrollo realizadas bajo su respaldo, en sus laboratorios e instalaciones o por sus investigadores, entre otras formas. Tienen como objetivo comercializar el conocimiento científico y tecnológico, transformándolo en productos, procesos o servicios innovadores en el mercado.
Según el Decreto 1556 de 2022, las Spin-Offs universitarias pueden ser catalogadas como independientes cuando no cuentan con participación de la universidad como socia; vinculadas si las universidades tienen participación directiva o como socias; aliadas estratégicas cuando son formadas por universidades y terceros, incluyendo entidades públicas o privadas para colaboración en proyectos específicos; y subsidiarias, es decir, aquellas concebidas por un particular para explotar los activos de PI de las IES.
EAFIT ha sido una de esas universidades que le creen a este mecanismo de transferencia del conocimiento. Considerada pionera en este tema a nivel local y regional, tiene en su inventario varias Spin-Offs, entre ellas Innmetec, y Astrolab Bio, ¿las conoces?
Varios de los investigadores que han optado por este camino han podido contar con el apoyo del área de Transferencia de Tecnología y Conocimiento (Transferencia), entendiendo que algunas de las dinámicas de este tipo de emprendimientos están alejadas de su quehacer.
Y es que emprender implica iniciar y desarrollar un nuevo negocio, lo que conlleva además asumir riesgos financieros, personales y profesionales. También a pensar en otros asuntos como los son la innovación, la creatividad, la planificación y como si esto no fuera suficiente, requiere desarrollar la capacidad de liderar, gestionar recursos, tomar decisiones críticas y establecer relaciones estratégicas. La verdad, es que esto a veces suele asustar un poco, pero no te preocupes, pues aquí entre nos, Transferencia es una de esas áreas que está para hacértela más fácil.
Anteriormente, este proceso con Transferencia era un tanto diferente a como se viene haciendo en el momento, pues desde allí se asumía todo el proceso de incubación del negocio. Sin embargo, pensando en fortalecer los procesos relacionados con la creación de estas empresas se han venido realizando algunos cambios que buscan potenciar a aquellos que toman la decisión de aventurarse.
Uno de estos cambios es que ahora los investigadores se encuentran allí con profesionales que les sirven de guía, ayudándoles primero a reconocer si en efecto se está hablando de una Spin-Off, pues según Melissa Londoño Ávila, jefa de Transferencia, es necesario diferenciar un emprendimiento tradicional que nace de un estudiante de uno derivado de un proceso de investigación y si en efecto es así, les ayudan a avanzar entregándoles las herramientas para que puedan madurar sus proyectos y se constituyan.
Cada nuevo proyecto es un mundo aparte y esto lo sabe Transferencia que ha procurado entender estos procesos como procesos vivos en permanente transformación. Por tanto, las herramientas entregadas varían según las necesidades, fortalezas y dolores de cada iniciativa. Por este motivo, se propone en primer lugar resolver unas hipótesis de mercado, para que cuando estas ya estén más claras, las Spin-Offs puedan ser remitidas al ecosistema de emprendimiento en donde podrán conectarse con otros emprendedores e inversionistas.
Otra de las nuevas apuestas de Transferencia son los jóvenes investigadores. Por defecto, uno suele relacionar Spin-Off con investigadores y es lo natural. No obstante, en este mundo en particular los jóvenes investigadores son actores muy importantes, por lo que quieren explorar y fortalecer más su participación. Para ello, han decidido convocarlos a través de los semilleros de investigación, considerando que estos espacios son los ideales para explicarles que pueden emprender a partir de lo que están haciendo con sus profesores. Asimismo, apoyarlos de manera más directa en el desarrollo de las habilidades que necesitan, que en muchas ocasiones suelen obviarse porque su aprendizaje experiencial los lleva a que se vuelvan muy técnicos. Esas habilidades pueden ir desde las blandas como puede ser presentar un pitch hasta habilidades técnicas de otras áreas como hacer un costeo.
De hecho, ya lo vienen haciendo como piloto y se han encontrado muchos jóvenes investigadores con ganas de emprender. Melissa cuenta que lo primero que están haciendo es direccionarlos a OnGoing, donde pueden conocer y comprender los conceptos más básicos, para luego establecer una conversación de tú a tú con ellos.
Natalia Raigoza, coordinadora de Transferencia, considera que es importante que los investigadores entiendan que si cuentan con un joven investigador es para que ellos puedan optimizar el tiempo y si bien hoy se han abierto las puertas en la Universidad para que los investigadores también hagan empresa y se independicen, la realidad es que la mayoría de ellos no están interesados o tienen limitaciones de tiempo. El investigador al fin y al cabo es investigador y es profesor, esa es su vocación, entonces sí cuentan con la participación de un joven investigador, lo forman y le dan las herramientas, este podría asumir el reto de llevar las investigaciones al mercado. Un claro ejemplo de esto es Catalina Isaza Falla, gerente técnica y cofundadora de Innmetec, una Spin-Off nacida para desarrollar y comercializar dispositivos médicos personalizados, como implantes para columna y cráneo, que antes se fabricaban bajo la marca Smartbone de EAFIT y el CES.
Crear una Spin-Off no es un asunto solo de empresarios, de emprendedores o de investigadores. La Universidad se ha dado cuenta que debe vincularse un poco más allá de los temas de investigación o con recursos en especie, también es necesario permitir que los investigadores puedan dedicarle más tiempo e invertir cuando sea posible, por esto se ha planteado la creación de un fondo, lo que incrementaría la probabilidad de que otros investigadores se animen a hacer empresa.
Emprender, en la modalidad que sea, conlleva muchas responsabilidades que pueden generar temores, pero estos se fundamentan más en el desconocimiento que en la incapacidad, para eso, desde Transferencia invitamos a investigadores y jóvenes investigadores a que se arriesguen, teniendo en cuenta que no todos los emprendimientos de base científica-tecnológica van a crecer de manera exponencial como lo hizo Google, pero sí es fundamental reconocer que existen unos nichos de mercado -a veces muy específicos-, que también son públicos que pueden estar desatendidos y que se pueden volver un negocio interesante.