Todos los días tomamos decisiones. Algunas las resolvemos fácilmente y sin muchos rodeos, pero otras requieren que analicemos en detalle los posibles escenarios y qué puede resultar más beneficioso. Para ello, podemos recurrir a amigos o familiares, redes sociales o motores de búsqueda que nos permitan conocer otras experiencias y puntos de vista.
Imaginemos una compañía que está a punto de lanzar un nuevo producto y quiere prever cómo le irá en el mercado. ¿De qué forma podría hacer este análisis? La respuesta está en los datos.
Actualmente, se estima que el 90 % de los datos en el mundo se han creado en los últimos dos años, y se espera que esta cantidad crezca un 40 % cada año. Aunque se habla mucho del valor de los datos, tener una compilación de ellos no es una gran hazaña. Lo realmente importante es convertirlos en información útil y conocimiento para tomar mejores decisiones.
Este tema no es nuevo, pero sí reciente. De acuerdo con el investigador eafitense Andrés Ramírez Hassan, desde hace más de un cuarto de siglo se comenzó a hablar de “ciencia de datos”, un tema crucial en el contexto de la revolución computacional y de almacenamiento de información.
Para algunos, fue el estadístico estadounidense John W. Tukey quien abrió el camino al hablar en los años 60 sobre el análisis de datos como una ciencia experimental, sin embargo, no fue hasta 1974 cuando el científico danés Peter Naur mencionó por primera vez el concepto de data science, dando lugar a posteriores investigaciones.
El propósito de este campo de estudio es que los actores involucrados puedan aprovechar al máximo los datos en el proceso de toma de decisiones, reduciendo la incertidumbre y logrando que las organizaciones mejoren la eficiencia operativa, la personalización de productos y servicios, y la innovación.
Para que los datos puedan ser explotados de manera efectiva, es fundamental organizarlos en formatos estructurados que faciliten su estudio. Gracias a la analítica de datos, se pueden responder preguntas como: ¿qué pasó?, ¿qué va a pasar? y ¿qué se debe hacer ahora?, permitiendo anticipar resultados e identificar las mejores opciones.
De datos a decisiones inteligentes
El procesamiento y la interpretación de datos en los negocios es de gran utilidad para predecir tendencias en el mercado, desarrollar estrategias más efectivas, optimizar procesos y tomar decisiones informadas, mejorando así la posibilidad de éxito y haciendo viable una gestión más inteligente. A pesar de esto, solo el 54 % de las compañías usan la analítica para obtener una ventaja competitiva, y uno de cada dos líderes empresariales no tiene acceso a los datos que necesita.
En este panorama nace BeSmarter (BEyond Stats and Maths: Apps to Revolutionary and Thoughtful Entrepreneur Recommendations), una idea que se materializó en EAFIT con los expertos Andrés Ramírez Hassan, Mateo Graciano y Daniel Londoño Cano. Esta iniciativa diseña y desarrolla interfaces gráficas de usuarios (IGU) en ciencias de datos y analítica, adaptadas a las necesidades de sus clientes, facilitando la ejecución de consultas, visualización e interpretación de resultados.
Para Daniel, se trata de transformar datos en información valiosa, implementando técnicas de vanguardia y comunicando los resultados de manera intuitiva y práctica para facilitar la toma de decisiones. El equipo de BeSmarter tiene la capacidad de comprender un negocio desde una mirada crítica, no solo desde la consultoría, sino también mediante el desarrollo de ciencia y tecnología, lo que se traduce en un servicio significativo y efectivo.
El diferencial de BeSmarter, según Andrés, no se limita a entregar un reporte estático de análisis numéricos y probabilísticos. Al desarrollar interfaces gráficas, permiten a las personas continuar sus análisis de manera independiente, con la capacidad de diseñar nuevas metodologías según sea necesario.
BeSmarter se distingue por su experiencia en múltiples sectores, creando soluciones innovadoras. En el sector público, diseñaron una IGU para la Alcaldía de Sabaneta, capaz de predecir incidentes de seguridad espaciotemporales y analizar las políticas de intervención. En el ámbito de la salud, desarrollaron una IGU para el análisis de riesgos financieros y, en colaboración con el Centro de Estudios Urbanos y Ambientales (Urbam) de EAFIT, crearon una IGU para analizar la capacidad de soporte de territorios, fundamental para la planeación estratégica y la sostenibilidad futura.
En un proyecto reciente, georreferenciaron a los clientes de una compañía, lo que ayudó a mejorar la capacidad de predecir comportamientos a futuro, identificar nuevas áreas con alta probabilidad de éxito y descubrir insights que impulsaron el crecimiento del negocio.
El Valor de la Información para el Futuro
La información es una mina de oro que muchas organizaciones aún no han explotado adecuadamente, por ello, el compromiso de BeSmarter es hacer que el proceso de extracción y uso de datos sea amigable para el usuario final, eliminando la necesidad de habilidades especializadas en matemáticas, áreas computacionales o de programación. Ellos se encargan del trabajo técnico, facilitando que sus clientes se enfoquen en lo que realmente importa: tomar decisiones que maximicen el valor a partir de sus desarrollos.
Si una organización busca innovar y comprender a fondo su negocio, es el momento de establecer alianzas que permitan utilizar los datos de manera estratégica, relevante y pertinente. La invitación es transformar los datos en acciones para mejorar el rendimiento, obtener ventaja competitiva y descubrir oportunidades que aún no han sido exploradas.