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La historia detrás de las patentes

 

Cuando oímos hablar de Thomas Alva Edison, solemos asociarlo inmediatamente con la bombilla eléctrica; sin embargo, muchas personas sostienen que este invento no fue suyo, y tienen razón. La bombilla fue patentada en 1874 por los inventores Henry Woodward y Matthew Evans, quienes, al no poder comercializarla, se la vendieron a Edison. Este la perfeccionó usando un filamento de bambú carbonizado, que en su versión inicial alcanzaba las 600 horas de duración. Este fue su primer modelo comercial, uno entre los muchos desarrollos que logró en sus 84 años de vida, dejando patentados 1.093 inventos.

¡1093 inventos patentados! Leíste bien. La primera patente se otorgó en Italia en 1421. Desde entonces, ha simbolizado la evolución de los sistemas legales para proteger las invenciones y fomentar la innovación. Edison comprendía que patentar era la mejor manera de proteger sus inventos para monetizarlos.

 

La propiedad intelectual en las universidades

 

Hoy en día, cuando hablamos de mecanismos de protección, debemos considerar otros aspectos, especialmente en las universidades, verdaderos epicentros de creación e innovación. La propiedad intelectual (PI) está regulada por leyes nacionales y tratados internacionales. Comprende aquellos derechos legales concedidos a individuos o empresas sobre sus creaciones intelectuales, permitiendo a los creadores y titulares obtener beneficios económicos y reconocimiento, protegiéndolos contra el uso no autorizado por parte de terceros. Se categoriza en: derechos de autor, patentes, marcas comerciales, diseños industriales y secretos comerciales.

En este sentido, la Universidad EAFIT realiza un trabajo consciente y meticuloso para garantizar a los investigadores la protección de sus invenciones, en especial cuando estas van a ser transferidas a la sociedad, por lo que bajo la filosofía Tech Transfer Friendly se viene trabajando en una reforma del reglamento de Propiedad Intelectual. Esta reforma permite que todos los activos de PI sean analizados desde lo comercial y lo académico por el equipo de Transferencia y la Secretaría General.

 

Protección compartida y análisis del potencial comercial

 

Si después del análisis se concluye que un activo tiene potencial, el siguiente paso es definir el tipo de protección a aplicar y los recursos que implica su protección. Para que una invención se proteja por medio de una patente, debe cumplir con unos requisitos técnicos-científicos. Sin embargo, no todas las tecnologías necesitan una patente; algunas pueden protegerse mediante otros mecanismos, como la Dirección Nacional de Derechos de Autor o la Superintendencia de Industria y Comercio.

María Paula Pérez Gómez, abogada PI de EAFIT, aclara que dentro de las medidas que se estiman para hacer más sencillo el proceso, se han definido planes de acción para casos de protección compartida, donde EAFIT es 100% titular o cuando la explotación la realizarán los empleados.

Se habla de protección compartida cuando se trabaja con otras instituciones en apoyo o alianza. Los lineamientos para la distribución de la propiedad intelectual en este caso se determinan a través de la Comisión para la Negociación de la PI – CONPI, en donde se delimitan porcentajes equitativos de PI y titularidad, valorando los aportes intelectuales, en especie y monetarios.

Cuando la Universidad no está interesada o no puede asumir la protección de una tecnología, esta se libera para que los investigadores puedan comercializarla por su cuenta. Esto se debe a las limitaciones de presupuesto y equipo del área de Transferencia, que prioriza los productos con mayor potencial.

 

Propiedad intelectual en EAFIT

 

Entre los cambios más importantes que trae la reforma al reglamento de PI, está la posibilidad de que los profesores avancen con proyectos empresariales conocidos como spin-offs. Un ejemplo exitoso de este modelo es Astrolab, fundada por cuatro investigadoras de EAFIT para comercializar Biomatest, una prueba de microbiota intestinal desarrollada con el apoyo de la universidad.

Frente a estas alternativas, es fundamental el papel del área de Transferencia y la Secretaría General, que trabajan en conjunto para asegurar que los desarrollos incubados en la universidad sean transferidos a la sociedad de manera eficiente y justa.

Desde hace tiempo, EAFIT ha implementado estrategias para crear una cultura de la PI. Hasta ahora se ha hecho buena pedagogía, pero con la nueva reforma, es necesario seguir trabajando en la sensibilización de estos temas, no solo en los laboratorios, sino también desde la academia.

Para María Paula, sería ideal incluir un curso sobre PI en pregrados como Ingeniería, pues hay muchos mitos urbanos que dificultan el entendimiento correcto de la propiedad intelectual. Por ejemplo, uno de los mitos más comunes es que quien financia un proyecto debe ser el titular de los derechos, cuando en realidad el titular es quien tiene la idea y la desarrolla.