Estas telas, creadas con nanotecnología y electrohilado, se pueden utilizar en mascarillas y en industrias que requieren zonas de aire con alta pureza como ocurre en las de fabricación de alimentos, cosméticos, fármacos o en el sector del transporte.
- Los filtros de alta eficiencia hacen parte de los productos que ofrece la spin-off Bottom, creada recientemente por EAFIT y liderada por la profesora Mónica Lucía Álvarez Láinez, investigadora que desde hace una década explora las posibilidades de las nanofibras.
Puso sus ojos en lo que es tan pequeño que es casi invisible. La profesora eafitense Mónica Lucía Álvarez Láinez logró ver ahí, en las nanofibras, un potencial de soluciones para la sociedad y empezó a tejer con paciencia, durante casi una década de investigación, un proyecto que ahora se materializa en una spin-off que ofrece productos y servicios para filtrar material ultrafino, telas antibacteriales y membranas de separación de aceite y agua.
“Nuestro gran foco son los sistemas de filtración. Las mascarillas son unos de ellos, pero con la spin-off Bottom vamos a sistemas más robustos que se utilizan en espacios cerrados. Por eso seguimos explorando con los que están a prueba en el Tranvía de Ayacucho y en otras industrias como las de alimentos, cosméticos y farmacéuticas que requieren zonas de aire bastante puras”, dice la ingeniera Mónica para explicar en qué consisten las tecnologías que ofrece la nueva empresa eafitense.
La docente, líder del equipo de Bottom, se refiere con las mascarillas y a los filtros que se prueban desde mayo de 2021 en el Tranvía a dos productos que se crearon en el marco de la pandemia por covid-19, gracias al impulso de la Mincienciatón que propuso el Gobierno Nacional para financiar proyectos que ayudaran a mitigar los efectos del coronavirus.
Cuando llegó la pandemia, Mónica Lucía, quien es doctora en Física de la Universidad de Valladolid, llevaba años investigando las posibilidades de las nanofibras y las estaba aplicando en membranas que filtraran eficientemente material particulado del aire, esto en el contexto de las contingencias ambientales por contaminación que se viven en el Valle de Aburrá. Por eso cuando el Ministerio de Ciencias, Tecnología e Innovación convocó a los investigadores ella tenía material y experiencia para proponer soluciones que han impulsado la creación de Bottom.
Sin embargo, el impacto de las membranas que crean en la spin-off transciende la pandemia. Según datos del informe técnico generado en el año 2018 por el Observatorio Nacional de Salud (ONS) respecto a la carga de la enfermedad ambiental en Colombia, el 8 por ciento de las muertes anuales en el país están relacionadas con factores medioambientales que pueden producir enfermedades respiratorias y cardíacas. Son enfermedades generadas por microorganismos como virus, bacterias, polen, material particulado, entre otros.
Adriana García Grasso, directora de Innovación EAFIT, comparte esos datos para explicar que la nanotecnología se presenta como una herramienta con el potencial para mitigar ese tipo de efectos. Agrega que Bottom “ha dado respuesta a diferentes necesidades en el campo de la salud y el medioambiente con conocimiento y tecnología de vanguardia en un contexto local, que permite fortalecer la competitividad nacional para disminuir la dependencia de desarrollos internacionales que son comúnmente más lentos, costosos, y generan mayor impacto ambiental en términos de huella de carbono”.
Los productos internacionales a los que se refiere Adriana suelen ser importados para mascarillas de uso personal, filtros de vehículos, purificadores de aire, ductos de aire acondicionado, chimeneas, entre otros. Por la atención de la necesidad del mercado que atiende Bottom y el valor agregado de sus productos y consultorías es que celebra su creación Julio Copeta Villa, vicerrector de Ciencia, Tecnología e Innovación de EAFIT.
“Con esta spin-off estamos haciendo un proceso de transferencia y uso del conocimiento, y es un buen ejemplo de lo que queremos ver en todo el ecosistema de ciencia, tecnología e innovación de la Universidad. Nosotros queremos superar el paradigma de tener proyectos que sean exclusivamente para generación de conocimiento, exclusivamente de transferencia, de desarrollo tecnológico, de innovación, de apropiación social del conocimiento o de formación. En realidad, queremos llegar a que tengamos esa contribución en todas esas dimensiones al mismo tiempo y eso lo ejemplifica”, dice el Vicerrector.
Ciencia de lo nano
La contribución que menciona Julio Copete consiste en la aplicación de conceptos de la nanotecnología y técnicas como el electrohilado con los que se produce una tela filtrante compuesta por miles de millones de fibras de tamaño nanométrico. Las fibras son 10 veces más pequeñas que las de los materiales usados en los tapabocas comerciales tradicionales. Con esa tecnología se crearon las mascarillas Bottom Mask: 2.000 ya se donaron en los departamentos Putumayo, Chocó, La Guajira y Valle del Cauca gracias a la Mincienciatón, una cantidad similar está en proceso de donación y actualmente se comercializan en la tienda Azul Amarelo de EAFIT (tiendaeafit@eafit.edu.co).
Esas telas ahora se producen a mayor escala gracias a que los investigadores pudieron acceder a una máquina de electrospinning, única en Colombia, lo que ha permitido lograr alianzas, visualizar oportunidades de negocio en la industria de los filtros de aire y ser coherentes con el espíritu que le da nombre a Bottom. La profesora Mónica Lucía cuenta que bautizaron así a la spin-off a propósito de la frase “there’s plenty of room at the bottom”, que pronunció el estadounidense Richard Feynman, ganador del Premio Nobel de Física en el año 1965, refiriéndose a que en esa época aún había mucho por descubrir en una escala muy pequeña, la de los nanómetros.