Inicio / Medio ambiente y desarrollo / Dióxido de carbono: Gas no tan nocivo ¿o sí?

Es curioso pensar que la geografía es uno de los factores por los cuales el aire en el Valle de Aburrá, en ocasiones, se vea contaminado en grandes cantidades. Pero, claramente no es el único motivo. Existen varios factores por los cuales el aire del Valle empeora en calidad, llevándonos a entrar en alertas de salubridad. Elementos como las grandes fábricas, productora de cantidades masivas de gases como el dióxido de carbono (el cual será el objeto principal de este artículo) que también es producido por vehículos, o sustancias como aerosoles que, si bien el uso de una persona no afecta mucho, cuando se escala a miles de personas en los diferentes municipios, es un factor de riesgo.  

Como se menciona, el dióxido de carbono es uno de los conocidos gases de efecto invernadero. Este gas, aunque en pequeñas cantidades no manifiesta alteraciones en la salud del ser humano, en grandes cantidades puede significar un elemento altamente nocivo, generando problemas respiratorios, mareos y asfixias. El gas está presente en diversos productos que usamos o vemos con naturalidad, como las bebidas gaseosas. También, se manifiesta en procesos que incluyen energías fósiles tales como los trabajos industriales, de fábricas o combustión dentro de los vehículos, de esta forma, se convierte en una gran amenaza para la atmósfera.   

¿Cómo puede afectar a la atmósfera? 

Los gases de efecto invernadero son los encargados de mantener las temperaturas de la tierra al absorber la radiación térmica generada por el planeta, para después ser distribuida por todas partes de la atmósfera, calentando así la superficie terrestre. Ahora bien, la producción artificial de dióxido de carbono y otros gases de efectos invernadero en procesos industriales han superado los ciclos de función de estos gases, generando así una sobre distribución de las energías térmicas.  

El CO2 es un gas de efecto invernadero con características particulares. Cuenta con la capacidad de absorber la energía térmica igual que el resto de los gases, sin embargo, el dióxido de carbono la libera de una forma constante y gradual, lo que hace que su ciclo sea más lento que el resto. Gracias al gran volumen de este gas y a sus características peculiares, se ha vuelto lentamente una amenaza, afectando ciclos terrestres y aumentando la temperatura de la tierra.  

¿El dióxido de carbono realmente afecta al ser humano? 

El dióxido de carbono es un gas que, en los procesos orgánicos que el ser humano realiza, es necesario. Al inhalar y exhalar, se hace un proceso de conversión de partículas de oxígeno por CO2. Esto significaría que no es nocivo y no afecta al ser humano, pero, todo en excesos es perjudicial. La unidad máxima a la que se puede exponer una persona adulta a este gas es de 5.000 partes por millón (ppm) por un periodo de ocho horas no constantes. Superar esta medida pueden provocar afectaciones en la salud como mareos o asfixia, ya que el dióxido de carbono empuja las partículas de oxígeno impidiendo su libre tránsito. 

 Una persona que trabaje en ambientes laborales propensos a la generación de dióxido de carbono no puede pasar más de un minuto en presencia de 40.000 ppm, esta cifra empieza a significar un riesgo, y 100.000 ppm puede considerarse letal. 

El gas de efecto invernadero es bastante sutil en nuestras vidas, pero, no ponerle atención es un lujo que las comunidades no se pueden dar. Ya se plantearon las implicaciones que tiene al producirse de manera artificial en grandes cantidades. Pero ¿existen métodos para contener el CO2? El mecanismo que se emplea con normalidad es la limitación del tránsito de vehículos particulares, esto reduce una parte de la emisión de gases, ahora bien, ¿qué sucede con las grandes fábricas o el transporte público? Existen ciertas regulaciones a la cantidad de contaminación que puede emitir una empresa, ya sea por aire o por agua, pero no es de gran relevancia. 

Algunas entidades u organismos de investigación buscan alternativas para combatir la producción excesiva de dióxido de carbono. La Universidad EAFIT en compañía de Argos ha creado una serie de cultivos de microalgas, especímenes que, después de un arduo proceso de investigación y selección, se demostró su potencial para atrapar las partículas de CO2, siendo una alternativa viable y sostenible.  

La contingencia de los gases es un factor de suma relevancia. Puede que se no tengan un impacto a corto plazo, pero las consecuencias de no prestarles la debida atención se están haciendo visibles en diferentes partes del planeta desde hace unos años. Razón por la cual se crean extensos portafolios de tecnologías, avances investigativos y normas que regulen la producción excesiva de este gas y, de esta forma, lograr estabilizar el planeta en materia de impactos ambientales.       

Si quieres conocer más sobre las tecnologías que te traemos, te invitamos a leer Sistema de cultivo y análisis de microalgas y Transformación de CO2 por microalgas.