Los sismos de tierra son un fenómeno natural que escapa de nuestro control. No podemos medir con certeza cuál será su magnitud o su fuerza si no momentos después de que haya ocurrido. Un sismo de gran ímpetu puede significar diversidad de problemas para las comunidades como deslizamientos de tierra, desbordes de ríos, colapso de estructuras o agrietamiento de los suelos. Pero ¿podemos hacer algo para evitarlos? La respuesta, por apocalíptica que suene, es no, pero podemos conocer los factores por los cuales estos se generan, y de esta forma poder llegar a la implementación de medidas de seguridad y prevención optimas.
Antes del temblor
El planeta tierra está cubierto por una capa compuesta por rocas conocida como litosfera. Dicha capa está separada en grandes fragmentos, estos son las famosas placas tectónicas. Lo curioso de las placas es que no son estáticas, están en constante movimiento y, por ende, en constante fricción unas con otras.
Aunque no nos demos cuenta, se producen pequeños sismos que ocurren todos los días que no son perceptibles por la mera sensación de movimiento. Empero, existen elementos y herramientas que nos ayudan a intentar predecir los movimientos de las placas y así, lograr una mejor respuesta que contenga los daños que se puedan generar.
Durante el temblor
Como se dijo anteriormente, las placas tectónicas están en constante fricción unas con otras. En el momento en el que la fuerza entre las placas se hace irresistible para ambas partes, ocurre un estallido violento en el que se liberan energías acumuladas por la fricción. Esta energía expulsada ferozmente hace que la corteza terrestre se mueva. Se puede asemejar a la acción de “chasquear los dedos” en la cual, al generar presión con los dedos, deja escapar energía en forma de sonido a partir de fricción, movimiento y fuerza.
Después del temblor
Al principio de este artículo se menciona la posibilidad de medir la fuerza de los sismos. Esto se lograba a partir de una ecuación creada por Charles Francis Richter y Beno Gutenberg en 1973. Los resultados obtenidos por la ecuación nos permiten establecer una escala logarítmica de valores en la cual la intensidad de los temblores es catalogada. Así nace la conocida escala de Richter, una herramienta que nos ayudaba a estudiar este fenómeno a profundidad. Sin
embargo, pasados los años y con la entrada de nuevos investigadores esta escala dejó de usarse, por ser descritas como poco optimas. No obstante, en la actualidad se sigue usando una escala llamada “escala de magnitud de momento, MW” la cual tiene en cuenta la energía liberada durante el sismo.
Ahora bien, en América Latina contamos con países los cuales están en varias listas de los lugares donde más se presenta este fenómeno. ¿Por qué sucede esto? Parte del largo de América está dentro de las fronteras de algo llamado el “círculo de fuego” el cual es una serie de zonas muy juntas, donde están las placas tectónicas más propensas a la actividad sísmica. Como se expuso en párrafos anteriores, los sismos se generan a partir de la expulsión de energía que surge del choque de dos placas. Sin embargo, países como México están posicionados en una frontera de 5 placas tectónicas hiperactivas chocando unas con otras. Esta es la razón por la cual en este país latino son tan frecuentes los terremotos. También, dentro de esta lista de países están Chile, Ecuador, Perú, Estados Unidos, países asiáticos, entre muchos otros. También, una porción de Colombia está dentro del “círculo de fuego”.
Estos países, los cuales están dentro de las fronteras de las placas hiperactivas, son los principales interesados en encontrar métodos con los cuales hacer frente a los daños que puedan ser causados por los sismos. Por eso se crean herramientas como sismógrafos los cuales ayudan a medir y analizar el movimiento de los terremotos. Sin embargo, no todo es estudiar el temblor; el daño y desgaste de nuestras viviendas pasa desapercibidos, pues existe, en el mercado actual de las construcciones, un sistema de aisladores antisísmicos para edificios que nos hace sentir más seguros y confiados, sin darnos cuenta de que estos sistemas mitigan mas no previenen 100% el desgaste de la estructura.
No obstante ¿existen más elementos o herramientas que ayuden a medir y analizar el daño que los sismos les hacen a las estructuras? La respuesta es sí. En la Universidad EAFIT se desarrolla un software de monitoreo para los edificios. Hoy, conocer a profundidad el lugar donde vivimos y trabajamos es igual de importante que entender el exterior. Esta tecnología es una gran alternativa para mantenernos seguros y preparados para cualquier eventualidad con los sismos. También existen otros mecanismos que, si bien no son propiamente para hacer frente a los temblores de tierra, pueden ser muy prácticos, como los sistemas de construcción MPOSS o los ladrillos de sistemas machihembrados.
¿En algún momento se detendrán los sismos? Difícilmente ocurra. Sin embargo, está en nuestras manos el poder tener respuestas óptimas para este tipo de eventos. Desarrollos tecnológicos, herramientas y expertos son, en muchas ocasiones, nuestros mejores amigos con este tipo de situaciones, debemos tenerlos cerca.
Si quieres conocer más sobre las tecnologías que te traemos, te invitamos a leer Monitoreo de salud estructural para edificios, MPOSS y Ladrillos machihembrados.